Creo que esta en uno de los niveles más cercanos al sombrero de mi lista de cosas que odio: las bocinas! Ese detestable sonido que te perfora el tímpano y nos frunce el ceño! En mi caso, despierta mi instinto asesino! Ese espantoso ruido que suena a problemas, a un llanto cobarde, que huele a comodidad, si si, al simple alcance de un apretón con la palma de tu mano.
Entiendo cada bocinazo como un manotazo de ahogado, un mecánico grito desesperado por decir, acá estoy yo, y en este bocinazo intento descargar todos mis problemas. El grito corajudo, de un cobarde en cuatro ruedas, que se cree dueño del oír de cada persona y competencia de esa ambulancia que aúlla por la vida. Y es que no es un buen día, y cada bocinazo pareciera recordármelo, empeorarlo un poco más, darme pequeños empujones hacia el llanto.
Quisiera salir a la calle y gritar tan alto como tu bocina, y aturdirte con mis problemas, con mis penas, despeinarte con mis desprolijos intentos de un respirar tranquilo. Cargarte de mi estrés, despertarte de tu tranquila siesta, arruinar tu mejor melodía. Bocinearte, con el aire de mis cuerdas vocales, hacerlo bien personal. Descargarme, tan alto y molesto como tu bocina. A un simple apretón del corazón.
“El artículo 98 del Reglamento Nacional de Tránsito dice que solo se debe usar la bocina para evitar situaciones peligrosas y no para llamar la atención de forma innecesaria.”
SE SANCIONARÁ CON MULTA EL USO INDEBIDO DE LAS BOCINAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario